La hepatitis es una inflamación del hígado que puede surgir debido a diversas causas. Entre las más comunes se encuentran la exposición a toxinas, como drogas o alcohol, enfermedades autoinmunes y patógenos, que incluyen virus, bacterias y parásitos. En particular, la hepatitis viral es provocada por una familia específica de virus, clasificados como A, B, C, D y E.
Cada tipo de hepatitis viral tiene sus propias características y modos de transmisión. La hepatitis A y E generalmente se transmiten a través de alimentos o agua contaminados, mientras que la hepatitis B, C y D suelen propagarse mediante el contacto con fluidos corporales infectados, como la sangre. La hepatitis B y C son especialmente preocupantes debido a su potencial para convertirse en infecciones crónicas, lo que puede llevar a complicaciones graves como cirrosis y cáncer de hígado.
Además, la respuesta inmunitaria del cuerpo a estos virus puede variar, y algunas personas pueden experimentar síntomas agudos que desaparecen en pocas semanas, mientras que otras pueden desarrollar infecciones crónicas que requieren tratamiento a largo plazo. Por estas razones, la vacunación y la prevención son fundamentales para controlar la propagación de la hepatitis viral y proteger la salud hepática.